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ARTICULO PUBLICADO EN 2002
Sanlúcar de Barrameda se ha convertido en el principal centro de
entrada y salida de hachís de España, un lugar donde un número
indeterminado, pero elevado, de sus habitantes trabaja para el
narcotráfico. Lo peor es que esa actividad se hace a plena luz del día,
con total descaro. El comercio de la droga es un aspecto más de la vida
cotidiana del pueblo, considerado por un estudio de La Caixa como el
municipio de más de 50.000 habitantes más pobre de España. La corrupción
alcanza a todas sus instituciones. El pasado fin de semana, una
operación policial se saldó con casi 40 detenidos. Algunos agentes de
las fuerzas de seguridad del Estado están implicados en el sumario, que
aún sigue abierto.
'En Sanlúcar vale todo. Se cargan camiones de hachís en el casco
urbano. Se alija en la playa a plena luz del día', afirman fuentes
policiales. Sanlúcar es un punto negro difícilmente soportable para las
fuerzas de seguridad, donde el principio de autoridad está en entredicho
por efecto de la corrupción. Reina la pesca furtiva y abunda la
economía sumergida.
El pasado fin de semana, días antes del comienzo de la Feria de la
Manzanilla, hubo mucho ruido en el pueblo. En la madrugada del sábado,
unos cuarenta vehículos policiales, procedentes de Cádiz y Sevilla, se
concentraron en una nave del polígono de Rematacandelas, a las afueras
de la localidad. Por primera vez, los geos actuaban en una redada en
Cádiz. Ante el asombro de los vecinos, fueron dando golpes en distintos
puntos del municipio, en la Cruz de Mayo, en la colonia Monte Algaida,
en Virgen del Mar. Hombres con pasamontañas y armados hasta los dientes:
echaron abajo puertas blindadas en segundos, derribaron una pared para
incautar una caja fuerte. 'Era como ver una película americana en
directo', relataba un vecino. 'Vi a tres detenidos esposados en una
farola mientras entraban a por más gente'. Los vecinos honrados de
Sanlúcar están hartos de tipos que llegan al bar con un fajo de billetes
e invitan a toda la concurrencia, del despilfarro de algunos, como ese
otro tipo que se compraba camiseta tras camiseta. No las lavaba.
Simplemente, las iba almacenando en un cuarto indefinidamente. Así, a
centenares y malolientes, se las encontró la policía.
Buena parte de los detenidos era gente muy conocida en el pueblo,
aquel camarero tan simpático, el peluquero, agricultores, empresarios,
como El Cagalera, dueño de astilleros en el barrio de Bonanza, o El Acuático,
un ex marinero, de vida muy suntuosa de un tiempo a esta parte, sin
oficio conocido... Bueno, todos sabían a lo que se dedicaba, pero
parecía intocable. Como muchos otros. Para entenderlo hay que conocer la
otra realidad de Sanlúcar.
Esa realidad es que el narcotráfico forma parte de la vida cotidiana del pueblo. Todo se sabe. ¿No hizo El Lecherito de Rey Mago en la cabalgata? Y El Lecherito es un narco. ¿No es Chupete Fly un tipo carismático, novillero en tiempos, imprescindible en los carnavales? ¿Y a qué se dedica Chupete Fly? ¿Y El Coquina de Oro,
así llamado porque de recoger moluscos en la playa terminó viéndosele
con coche lujoso y casa de postín? 'Algo pasa cuando en todos los
municipios de Cádiz hay al menos una asociación contra la droga, menos
en Sanlúcar y Chipiona', comenta Francisco Mena, coordinador de las
asociaciones de la provincia.
'En Sanlúcar no podemos investigar', reconocen miembros del Servicio
de Vigilancia Aduanera. 'Vas a pinchar un teléfono y se sabe. Alquilamos
un piso y nos detectan. Hay filtraciones en los juzgados'. 'Y no
digamos nada de esos barrios donde no coinciden los datos del catastro,
los planos del Ayuntamiento y la realidad. Calles sin nombre o parcelas
con los números cambiados. A veces los de Telefónica tienen que ir al
bar más cercano para preguntar dónde vive fulano para instalarle el
teléfono'. 'Un alijo en Barbate son 500 kilos de hachís. En Sanlúcar son
1.000 o 5.000', añaden estas fuentes. La última operación se saldó con
una aprehensión de 11.000 kilos. Y hacer una persecución por las
marismas es complicado. 'Los ves a 200 metros y sabes que no les vas a
cazar. Conocen como nadie el terreno', añaden. 'Y, luego, lo mismo
aparecen 500 vecinos y te apedrean'.
La corrupción es una constante amenaza para todas las instituciones
del pueblo, incluidos los efectivos de la Policía Local (79), Policía
Nacional (59) y Guardia Civil (15). Estos últimos carecen de prismáticos
de visión nocturna y de los dos Nissan Patrol en mal estado han logrado
recomponer uno a base de utilizar el motor del primero y el chasis del
segundo. Hace poco comenzaron a desaparecer contenedores recién
instalados por el Ayuntamiento. Luego se supo el porqué: los enterraban
en invernaderos para almacenar dentro la droga. En algunos barrios de
Sanlúcar la policía no es bien recibida. En la lonja, los inspectores de
Agricultura y Pesca deben ser escoltados. Y aun así, más de una vez les
han quitado el calibrador y se lo han tirado al mar. La pesca furtiva y
los inmaduros están a la orden del día: en una intervención se
encontraron hasta 11.000 kilos de merluza por debajo del tamaño legal
(29 de enero de 2002).
Algunos autores relacionan esa vida al margen de la ley con el
pasado. Recuerdan que ya Cervantes se refería a Sanlúcar como una 'playa
de pícaros'. 'Desde el XVIII hay casos de fraude frecuente a la
Hacienda Real', explica Salvador Daza, músico e investigador. 'Aquí
anidó con mucha fuerza el anarquismo ya durante la Primera República y
cobró enorme fuerza el movimiento cantonal. Y las primeras huelgas en el
campo en tiempos de Franco. Sigue existiendo cierta conciencia de que
la autoridad trata de quitarle a la gente lo poco que tiene'.
No es de extrañar que los grandes golpes al narcotráfico en este
lugar hayan venido de fuera. El primero fue la famosa Operación Pitón,
dirigida por el juez Garzón. Pero de aquello han pasado casi diez años.
Las operaciones más recientes llevan el sello del juez Miguel Ángel
López Marchena, del Juzgado de Instrucción número 3 del Puerto de Santa
María. 'Ha coordinado personalmente a Policía, Guardia Civil y
Vigilancia Aduanera. Los mandos saben que no permite celos ni
zancadillas. El que falle se queda fuera', comentan fuentes de la
investigación. 'A cada uno le ha dado su parte en esta última acción,
donde se han desarticulado dos redes, la del Cagalera y la del Acuático. Un capo le ha tocado a la policía y el otro a la Guardia Civil'.
La operación del fin de semana llevaba gestándose ocho meses. 'El
juez no es partidario de obsesionarse con los alijos, sino de golpear a
las redes en sus medios económicos para dejarlas inoperativas'. Una
actuación anterior, la Operación Semilla, dio como resultado más de
noventa detenciones y la incautación de bienes por valor de 1.200
millones de pesetas. Uno de los numerosos vehículos incautados era una
ambulancia Ford Transit con doble fondo.
Pero la Operación Manzanilla ha tenido un epílogo especialmente
delicado. La investigación levantó sospechas sobre al menos media docena
de policías y algún guardia civil. La investigación sí determina que
hay policías implicados en un número alarmantemente elevado, que
efectivamente se han producido registros en los casilleros de algunos
agentes. 'Es una situación muy delicada', reconoce un miembro de un
sindicato policial. 'No podemos hacer comentarios a ese respecto'. Desde
hace meses, en Sanlúcar, cada patrulla de la Guardia Civil recibe cada
día las órdenes de sus itinerarios y horarios en hasta cuatro sobres
cerrados. Según las cumplan, deben ir abriendo cada sobre. Es una forma
de impedir que los narcos tengan información sobre sus movimientos.
Se esperan nuevas detenciones. El sumario de la Operación Manzanilla
sigue abierto. Algunos investigadores se preguntan si llegará el momento
de meterle mano a los invernaderos, una fuente idónea para blanquear
dinero y para ocultar y transportar la droga, ese triángulo dorado que
forman Sanlúcar, Chipiona y Rota, donde decenas de camiones de gran
tonelaje parten cada día hacia los mercados del norte de Europa, que
reclaman flores ornamentales... y droga. O de cazar a otros capos,
algunos de los cuales tienen ya una actividad importante, entre la que
destaca la compra de aviones en Rusia para revenderlos a Cuba o la
adquisición de empresas mineras en Brasil. Tras la tormenta, volverá la
calma. Habrá que modificar la estructura de las fuerzas de seguridad en
Sanlúcar, probablemente. Y darles más medios. Y más inversiones para el
pueblo. Pero, como sucedió en su día en Barbate, las acciones policiales
no lo van a resolver todo. No será posible mientras Sanlúcar siga
teniendo dos caras, la 'cara pobre' en los estudios de La Caixa y la
'cara sumergida' en la vida real.
http://elpais.com/diario/2002/06/02/espana/1022968805_850215.html
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