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NARCOTRAFICO-FRAUDE FISCAL-BLANQUEO DE CAPITALES-CRIMEN ORGANIZADO-CONTRABANDO

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domingo, 1 de julio de 2012

OUBIÑA, EN LIBERTAD

Me va a matar... ¡Mi mujer me va a matar...!». No cambió un ápice la actitud pasota, chulesca y bravucona que siempre ha mostrado hacia la autoridad, pero los funcionarios del Servicio de Vigilancia Aduanera que lo detuvieron en Vigo aquella madrugada del 7 al 8 de julio de 1997, cuando dirigía el desembarco de seis toneladas de hachís, se quedaron boquiabiertos ante el repentino desasosiego que invadió al narcotraficante. El hombre respetado por capos de todo el mundo y perseguido hasta la saciedad por la Justicia sintió el canguelo en el cuerpo al pensar que su esposa Esther le volvería a ver en el trullo. Ahí sigue desde entonces, con algún breve paréntesis. Pero este próximo 17 de julio cumple condena y podría ser un hombre libre. Aunque no sabe por cuánto tiempo. Le esperan dos nuevos juicios por blanqueo de dinero: mañana tiene uno. El otro ese mismo 17 de julio. Podrían caerle otros 14 años.
Entre rejas, Oubiña se ha vuelto un ilustrado. Ha estudiado inglés, francés y hasta Derecho. También se ha sumergido en las nuevas tecnologías, con un perfil de Facebook y su propio sitio web (www.laureanooubiña.es). En esa página publicó hace un año una carta dirigida a Garzón -su bestia negra en la 'operación Nécora'- en la que se solidarizaba con sus «problemas judiciales» y le pedía que le defendiera como abogado, tras su inhabilitación como magistrado. «Es un buen hombre, no es rencoroso. No estaba de broma cuando ofreció trabajo a Baltasar Garzón», explica Jose Luis Mazón, uno de los muchos letrados que ha contratado en estos años.
Laureano Oubiña (Cambados, Pontevedra, 1946) solo se amilanaba ante su segunda mujer, Esther Lago, fallecida en 2001 tras empotrarse con su todoterreno contra una casa de Cambados, y con la que tuvo dos de sus diez hijos. Pero varios lustros en una celda pueden con cualquiera. También con alguien capaz de zarandear a un guardia civil durante un registro en su vivienda, en 1989, y de sacar de quicio a todo un tribunal a base de comentarios insolentes llenos de retranca gallega. «¿A usted qué le importa dónde tengo yo el dinero?», le espetó al fiscal durante el juicio por la 'operación Nécora'. El juez le llamó la atención y el capo respondió: «Lo tengo en un colchón y en una viga». También fueron juzgados los históricos Manuel Charlín y Sito Miñanco, pero todo el mundo se acuerda de los zuecos de madera de Oubiña y de sus comentarios. Declarando sobre Ricardo Portabales, uno de los chivatos que destapó el tomate, soltó que le había dado «dos tortas y una patada en el culo, pero fueron dos hostias mal dadas».
Aquellas no fueron de la misma calidad que las que repartió en el parador de turismo de Cambados en 1977, donde el entonces patriarca del contrabando gallego, Vicente Otero 'Terito', amenazó con una pistola a quienes pretendían dar el salto al jugoso negocio de la droga. Ni entonces se achantó Laureano. Tampoco cuando fueron todos detenidos por semejante jaleo.
Empezó de repartidor
La leyenda de Oubiña empezó a forjarse mucho antes, al mismo ritmo que su afición por el dinero, que escaseaba en su familia, de origen humilde. A los 15 años ya repartía productos para vendedores ambulantes con una furgoneta. Y con 17 empezó a sacar partido al contrabando de gasoil de la mano de su tío. Con la mayoría de edad fundó su primera compañía e hizo sus 'pinitos' en el estraperlo de tabaco. Pero el potente mercado del hachís parecía hecho a medida de un capo que siempre ha negado que traficara con cocaína o heroína. Nunca ha sido condenado por ello, aunque su hijastro David Pérez Lago sí fue detenido, juzgado y condenado por un alijo de 2.000 kilos de coca.
«Juro por mis hijas que no he tocado otra cosa que no sea hachís, tabaco o café, en su día. ¿A cuántas personas ha matado el hachís? En cuanto salga, demando al Estado por un delito contra la salud pública: el alcohol y el tabaco matan a 60.000 españoles al año», amenazó desde prisión en 2008.
El nacimiento del idilio con su mercancía de cabecera no fue casual. «Optó por el hachís porque tenía un capitán de barco, de 28 años, al que le gustaba fumar 'chocolate'. Era el mejor capitán que había tenido en sus años del tabaco y pensó que, por la experiencia y la pericia de su joven marino, esa droga no dañaba la salud», trata de justificar el letrado Mazón.
Hoy lo ha perdido todo, según el abogado que prepara la defensa de los dos juicios por blanqueo, Joaquín Ruiz Jiménez: «Es pobre de solemnidad tras los embargos y los decomisos» y no tiene dinero «ni para pagar a los procuradores... aunque nadie se lo crea». Cuesta ver bolsillos vacíos en un hombre que llegó a manejar un patrimonio cercano a los 30 millones de euros a finales de la década de los 90. Entonces, el pazo Baión era la punta de lanza de su fortuna. Una propiedad rústica de una extensión similar a 33 campos de fútbol que Oubiña convirtió en su cuartel general. La finca está hoy en manos de una próspera bodega que emplea a personas con problemas de drogodependencia, según el pliego de condiciones que se firmó en su día. El expresidente de la Xunta de Galicia Emilio Pérez Touriño lo entregó de forma simbólica a la población gallega en el año 2008.
En tiempos de bonanza, 'El Gallego' -así le llaman en la trena- regalaba televisiones a sus amigos «para que vivieran mejor en la celda», según Mazón. Y fumaba sus puros favoritos, los Cohiba Siglo Uno. «Tendría que ser en el patio, porque dentro está prohibido», aclara un funcionario de la prisión de Dueñas, donde Oubiña sigue cumpliendo condena. Cuentan que era de los que se permitía algún que otro lujo en forma de jamón ibérico y gambas, muchas veces con el visto bueno de sus vigilantes. Durante una estancia en la enfermería de la cárcel de Zamora para cuidar su colesterol, llegó a ganar dos kilos.
Palabras sin piedad
Oubiña lleva encarcelado doce años seguidos. En 2000, después de ser detenido junto a su hijastro -el de la cocaína- por la Policía griega en Eubea, una isla del Mar Egeo, fue extraditado a España e ingresó en Alcalá-Meco como preso FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento). Se trata de una categoría que se aplica a delincuentes especiales como terroristas o pederastas.
Visitó alguna que otra vez la Audiencia Nacional. Y no defraudó. El capo solo dijo en griego: «No, por favor». Cuando los periodistas le preguntaron qué significaba aquello, replicó en castellano: «Eso es que me toquéis los cojones».
Sus exabruptos también los han sufrido las 'madres contra la droga', a las que llegó a insultar a las puertas de los juzgados de Pontevedra: «Una panda de putas, ¡eso es lo que sois!». Años después lanzó un mensaje desde la prisión de Villena que a más de una le llegó muy dentro: «Me solidarizo con ellas. Que sigan luchando contra quienes traficaron y trafican con drogas que mataron a sus hijos. Y además les diría a esas pobres madres que los hijos se tienen y se debe estar más pendiente de ellos». Oubiña en estado puro.
Una de esas madres es Carmen Avendaño, cuya vida inspiró la película 'Heroína' en 2005. Hoy ayuda a personas en riesgo de exclusión social desde la Fundación Érguete. «No soy vengativa. Si ha cumplido las condenas, que salga. Es un derecho básico. Aunque este hombre sea un botarate y yo tenga serias dudas de que se reinserte».
El juez de vigilancia penitenciaria José Luis Castro intentó recuperar al reo para la sociedad otorgándole la libertad condicional a finales del año pasado. Pero las medidas fijadas en el auto hicieron que los colectivos antidroga se llevaran las manos a la cabeza. Oubiña aceptaba prestar apoyo a personas desfavorecidos y ¡drogodependientes! para «arrepentirse del daño causado a la sociedad». Vamos, lo que viene siendo meter «un zorro en un gallinero», según Avendaño y el portavoz de la Fundación Gallega contra el Narcotráfico, Fernando Alonso: «Si quiere arrepentirse, que diga quiénes fueron o son sus colaboradores y que devuelva todo lo que ganó traficando con la droga». Un móvil encontrado en su celda dio al traste con todos los permisos que Oubiña empezaba a ganarse.
En una entrevista concedida hace años, aseguraba que al salir de la cárcel trabajará «honradamente, fuera de todo tipo de delito. Me he perdido la vida de mis hijas y no me quiero perder la de mis nietos»
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