LOS CARTELES COLOMBIANOS VUELVEN A ESPAÑA

Los narcotraficantes vuelven a recurrir a los clanes gallegos para introducir droga en España. Necesitan la experiencia de los narcos españoles en el manejo de las planeadoras. La Guardia Civil ha detenido a nueve personas en un pesquero que transportaba 3.000 kilos de cocaína en el marco de la operación Marine.

Los agentes de la Guardia Civil Antidroga vigilan un barco pesquero en O Grove, Pontevedra. Sospechan que va a traer un cargamento de cocaína. El teniente de la EDOA (Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga) de la Guardia Civil asegura que "nos pareció sospechoso que saliera a la mar sin carnaza para la pesca. Sabíamos que había algo raro en esa travesía".

Veinte días más tarde a unas mil millas de Madeira abordan el pesquero procedente de Sudamérica y con destino la costa gallega. La Guardia Civil junto con Vigilancia Aduanera descubren la bodega repleta de droga. Detienen a toda la tripulación. Durante ocho horas sacan fardos del ratonero al barco de Aduanas. Los cinco miembros de la tripulación son detenidos.

Mientras se produce la detención en alta mar, la Guardia Civil localiza desde el helicóptero a los narcotraficantes encargados de recibir la droga en esta planeadora. Al ser descubiertos huyen hasta Madeira. Poco después son detenidos: son tres gallegos con antecedentes, y todos proceden de la ría de Arousa. Según el teniente de la Guardia Civil es "difícil rechazar el trabajo por el que vas a ganar mucho dinero y con un riesgo para tu seguridad muy grande, pero si a la larga la operación sale bien, no necesitas trabajar el resto de tu vida, no lo pueden dejar pasar".

Días más tarde el alijo y los detenidos son trasladados a Galicia. Los cabecillas son un colombiano presunto enlace de la organización con los narcos gallego y el capitán del barco un viejo conocido de las fuerzas de seguridad.

Tras unos años de calma, la ruta del narcotráfico en Galicia vuelve a reactivarse, nuevos clanes del narcotráfico han tomado el relevo. Un miembro de la unidad operativa de la Agencia tributaria confirma que "hay organizaciones muy importantes que siguen operando en la zona de Galicia, que no son tan conocidos como los antiguos, pero que mantienen una operatividad muy alta y que son personas muy peligrosas en la incautación de grandes alijos". El valor de este cargamento en el mercado podría haber alcanzado los 300 millones de euros.