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NARCOTRAFICO-FRAUDE FISCAL-BLANQUEO DE CAPITALES-CRIMEN ORGANIZADO-CONTRABANDO

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martes, 27 de diciembre de 2011

EN CATALUÑA EXISTEN AL MENOS 20 CLANES DE LA CAMORRA ITALIANA

Ya lo advertía Roberto Saviano en 2006: “España está invadida por el dinero de la camorra napolitana”. Aquel año había salido a la luz su libro Gomorra, que lo encumbró a la fama y lo sepultó en una cárcel de clandestinidad rodeado de policías y escoltas que lo protegen de una implacable condena a muerte. Ahora el periodista y documentalista Joan Queralt acaba de publicar La Gomorra catalana (Ed. Angle), que recoge el testigo de aquella frase pronunciada hace seis años por Saviano. Aunque Queralt ya estaba preparando este libro en 2006. De hecho,llevaba ya 15 años recogiendo documentación sobre la implantación de la Camorra en Cataluña y España.

En el libro también se dan nombres y apellidos, direcciones y matrículas de coches, firmas empresariales implicadas en el blanqueo del dinero procedente de la droga y nombres de abogados catalanes que han servido a los intereses de la Camorra en Cataluña. Pero el autor no teme que le pase algo semejante a lo de Roberto Saviano: "No es lo mismo nacer en Casal del Príncipe (Nápoles) que en el paseo de Gràcia de Barcelona, como yo. Yo no he traicionado a nadie. Saviano creció con ellos, los conocía desde niños, incluso es posible que trabajara para ellos en negocios legales… Después, en cierto momento, empieza a escribir sobre ellos… La condena de muerte a Saviano es un mensaje directo para él, terrible, pero también un mensaje indirecto a sus posibles imitadores o sucesores que puedan surgir desde dentro. Cuando una organización tan poderosa como la Camorra napolitana te quiere matar, no te amenaza, te mata. Mataron a los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, que eran los dos hombres más protegidos de Italia. Más allá de la amenaza a Saviano, hay un mensaje subliminal: que a nadie más se le ocurra".

Fiscales advierten del crimen organizado

Hace poco más de dos años, un grupo de fiscales españoles ya advirtieron a las autoridades estadounidenses, en unas jornadas sobre el crimen organizado, de la concentración mafiosa que viene sufriendo Cataluña desde hace más de una década. Se referían sobre todo a mafias del Este de Europa. Sin embargo, Joan Queralt documenta la presencia en Cataluña de 20 clanes camorristas. Nombres de resonancias noveleras: los Licciardi, Contini, Di Lauro, Bocchetti, Amato-Pagano, Adinolfi, Esposito o Muzzoni (Casalesi), Zazo-Frizziero, Ascione, Sarno, Vollaro, Polverino, Nuvoletta, Mazzarella, Genovese, Pecoraro… Pero el fenómeno camorrista ha pasado más o menos desapercibido a jueces y medios de comunicación. “Cataluña, como Albania, paga su situación geográfica. España en general paga por ser un país costero”, explica Queralt. “Alrededor del tráfico de drogas pivota el 73% de las actividades ilegales. Y la costa es fundamental para entrar y mover droga”, concluye el autor.

La droga se mueve hacia toda Europa, pero el inicio del blanqueo de ese capital ilícito arranca en Cataluña y España. Los negocios preferidos por la Camorra para lavar el dinero están relacionados, principalmente, con los sectores turístico e inmobiliario, tan florecientes en la España de las últimas décadas. Pero los paseos del dinero que nos relata minuciosamente Queralt transitan intrincados caminos antes de volver de blanco a Barcelona. Un ejemplo según Queralt: “Fraccionado en tres transferencias, la primera por valor de 340.000 euros con fecha 16 de septiembre de 2003, la segunda por 32.000 el 12 de noviembre de ese mismo año y la última, por la cantidad de 130.000 euros, efectuada el 24 de febrero de 2004, el dinero sale de la cuenta número 147175 de la Banca Monegasca de Gestió, de la que es titular la Palm Tree Enterprises Ltd. de Gaetano Pezzella, para pasar a la de la sociedad Starfield Investment Ltd., domiciliada en el National Westminster Bank London, que a su vez lo transfiere a la cuenta barcelonesa de La Mer Vacanze Immobiliare S.L (creada por Raffaele Amato, preso en Italia pero con su familia campando seguramente por Barcelona). Un simple programa de lavado y centrifugado que elimina cualquier posible resto de sustancia estupefaciente y origen bastardo”.

Formas de esconder el dinero sucio

El dinero sucio no se esconde bajo sótanos ni se mueve en el submundo de los trapis. Queralt nos desvela cuentas de titularidad mafiosa en entidades como La Caixa, asesoramientos de bufetes como Jausas o MS Legal Net Abogados de Barcelona, inmobiliarias como Dagacar Inversiones SL… Y los inevitables personajes oscuros, como MIchele Orabona, que consigue con inescrutables artes créditos bancarios para los Amato y una fantasmal protección que les permite entrar y salir de Barcelona como ciudadanos sin tacha…

“No hay actividad criminal sin acompañamiento de un entorno de burguesía paramafiosa”, explica Queralt. “Brokers, asesores, notarios, abogados y, por supuesto, banqueros. Estos jamás van a la cárcel. A mí son los que me producen más asco. No me he cortado en señalar con nombres y apellidos a algunos de esos profesionales que prestan cobertura a las organizaciones mafiosas”, añade.

Al contrario que los sicilianos o los mafiosos del Este, la Camorra napolitana ha conseguido parecer invisible. Una de sus máximas les lleva a no crear alarma social, no andar pegando tiros o palizas por la calle, no escenificar vendettas, no dar sonoros golpes, camaleonizarse en respetables empresarios ni molestar. “Es una de las normas que siempre cumplen. Si están haciendo un negocio en un barrio o en un pueblo procuran que la alarma sea mínima. Es malo para el negocio. Si la policía se ve obligada a encender los focos y las luces, el negocio no es tan fácil”, constata Queralt. “Yo recibo muchas veces en mi casa a policías o a agentes de Análisis Estratégicos de los Mossos d´Esquadra. Y a veces les reprocho que no haya más energía criminal contra estos delincuentes. ¿Sabes qué me dicen? Que tengo razón. Pero es que a la señora María esto de las mafias organizadas le importa un carajo. Y es verdad. La señora María de lo que está preocupada es de que no le den un tirón al bolso. Por eso ellos se hacen invisibles. Para no molestar a la señora María. Para que la señora María no se entere de quién son sus vecinos”, continúa el autor.

Una nueva cultura mafiosa

La Camorra napolitana posee, además, otras virtudes sobre el resto de organizaciones criminales. Su propia estructura arcaica basada en estrechos lazos sanguíneos favorece la omertà: “Es muy fácil traicionar a un compañero, pero no tanto a tu padre o a tu hermano. Por eso las delaciones son siempre menores, de gente de segunda línea. No como los sicilianos, que tenían 5.000 soldados y 1.000 se arrepintieron. Esto nunca le podrá pasar a la Camorra”, puntualiza Queralt. Pero esta estructura arcaica y sustentada desde el analfabetismo funcional de la mayoría de viejos capos, la conjugan con aires de modernidad que los hacen, si cabe, más efectivos. “Envían a sus hijos a universidades extranjeras. Les obligan a estudiar. A aprender idiomas. A viajar… Todo esto entra dentro de un plan empresarial para lavarle la cara al negocio”, concluye el escritor.

La detención de Michele Zagaria el pasado 7 de diciembre da idea de esta nueva, y literal, cultura mafiosa. “Cuando lo detuvieron encontraron en su casa una enorme biblioteca sobre temas de mafia. Lo leen todo. Tienen una información muy actualizada. Saben del valor de la información. Estudian todo lo que se escribe sobre ellos”, asegura Queralt. Y ahí están. Casi desapercibidos. Casi impunes. En España llegaron a principios de los 80 (está documentada la amistad de Jesús Gil con los clanes de Catania). Hoy se siguen extendiendo en silencio. ¿Por qué? Queralt señala que las fuerzas de seguridad españolas, por razones obvias, han tenido que priorizar la lucha contra ETA y contra el terrorismo islámico, y eso ha favorecido una cierta desatención hacia el crimen organizado. “Hago votos para que una vez que ha desaparecido el terrorismo de ETA, esos recursos se destinen al crimen organizado. Porque en España tenemos más razones para hacerlo que en otros países. Si estas mafias hubieran, por ejemplo, tenido una gota de ideología en su sistema sanguíneo, ya habrían desaparecido”, asegura Queralt.

Y la palabra miedo vuelve a sonar al final de la conversación del autor: “No podemos ser esclavos del miedo. Aunque suene un poco ingenuo, son ellos los que deberían estar preocupados ante este tipo de denuncias. Yo soy uno de esos dinosaurios que creen que la escritura y el periodismo deberían ser herramientas del cambio. Y, si dejamos que esto siga creciendo, lo vamos a lamentar”.

http://www.elconfidencial.com/espana/2011/12/24/en-cataluna-viven-20-clanes-de-la-camorra-italiana-89886/

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